¡Entrenar la paciencia! Si hay cola para comprar pan y tu hijo se queja, le comentas: “Cariño, mientras esperamos estamos entrenando la paciencia, una habilidad importantísima para tolerar la frustración”. Cuando te pida algo, que no lo tenga enseguida, haz que se espere. Además de entrar la tolerancia a la frustración, valorará más las cosas y será más agradecido.
Tenemos que aprender a convivir con todas las emociones, las “guais” y las no tan “guais”, no podemos echarlas fuera son nuestras vidas, todas nos pertenecen y nos definen, es necesario que les demos su lugar y su espacio. La señora Rabia y la señora Frustración no son negativas, solo desagradables. Tú, yo y ellos hemos de aprender a convivir con estas emociones y a gestionarlas de manera positiva, es decir, sin tener miedo a ellas y rechazarlas cuando se presentan. No pasa nada por sentir un poco de rabia, ya se irá ¿Cómo enseñar esto? ¡Con nuestros ejemplos! “Uf! Que rabia tengo, me voy a correr, o haré algunas respiraciones para sentirme mejor…”. El objetivo, que tu hijo no necesita eliminar inmediatamente las emociones desagradables, sino que sea consciente de sentirlas y sea capaz de gestionarlas de manera positiva para él y para los demás.
Ejercitad el juego del termómetro. Hacedlo en familia, cada mañana antes de salir de casa preguntaos entre todos (papás y mamás incluidos) ¿Cómo estamos de tolerancia a la frustración? “Hoy mi tolerancia a la frustración está en un ocho”. Entrenareis la conciencia emocional, ¡el primer paso de la inteligencia emocional!
Comprobareis como vuestros pequeños, poco a poco, se volverán fuertes y seguros, y los obstáculos que encuentren en su camino, ¡serán capaces de superarlos y de luchar hasta conseguir sus objetivos!