¿Cómo y cuándo proporcionarles información?
Puede que nos angustie la idea de cómo informarles acerca de lo que está ocurriendo, ya que a veces, ni nosotros mismos lo tenemos claro, ni sabemos con certeza cuánto durará el confinamiento, ni de qué forma podremos volver a retomar nuestras rutinas anteriores… Pero debemos ayudarles a comprender lo que está pasando. Para ello debemos tener en cuenta:
- Que la información sea clara pero ajustada a la edad que tengan. Podemos recurrir a vídeos y cuentos, algunos los podemos encontrar en youtube:
- “Coronavirus no es un príncipe (ni una princesa)” (https://youtu.be/AjYSLmw3yZA)
- “Hola, soy el coronavirus” (https://youtu.be/ah0U6xbm8po )
- “El escudo protector contra el Rey Virus” (https://youtu.be/xLSI53FWRU4)
- “Rosa contra el Virus” (https://youtu.be/-43WKTzWL64)
- Infórmales sin esperar a que pregunten, y evitaremos que se preocupen innecesariamente, que interpreten las cosas diferentes a lo que en realidad son, o que busquen la información por su cuenta. Déjales claro que pueden preguntar todo lo que necesiten saber, que no es un tema tabú. Aprovecha para expresarles que tú también tienes ganas de que esto pase pronto, de que puede que también se te esté haciendo un poco cuesta arriba, pero que debemos estar unidos y tener paciencia.
- Es preferible que les preguntemos qué saben sobre el tema y lo que necesitan saber que avasallarles con excesiva información.
- Transmite seguridad, ya que hay muchos profesionales implicados, y muchas personas se están recuperando. Si alguna persona cercana da positivo en coronavirus, intenta transmitir optimismo aportando una visión positiva sobre los tratamientos médicos.
- Infórmales que su salud no está en riesgo, pero que pueden contribuir a reducir los contagios y que esto que hacen es muy importante para los demás.
- Consulta fuentes oficiales para informarte primero y evita que tengan acceso a todos los vídeos, imágenes o documentos que corren por las redes.
- Evita que en casa se esté emitiendo durante muchas horas información sobre el coronavirus, limita esta información a la hora de los telediarios. Ni la sobreinformación, ni el alarmismo, ni los bulos le van a ayudar.
¿Cómo organizamos el día a día?
A estas alturas ya nos habremos dado cuenta de que lo ideal es mantener una rutina diaria y horarios en la medida de lo posible.
- Lo ideal es que puedan tener a la vista un horario o planning de las actividades que harán durante el día. Hazle partícipe de esta planificación, y algunas actividades serán más “fijas” y las elegimos los padres, pero otras pueden ser más “flexibles” y elegirlas ellos cuando les apetezca.
- Combinar tareas lectivas, actividades familiares, tareas domésticas, actividades creativas, ejercicio físico, tiempo de juego libre y/o horas de pantallas, y tiempo para comunicarnos con familiares y amigos por videollamada.
- Intenta mantener unos horarios para levantarse y acostarse “similares” a los habituales. También puede ser positivo que diferenciemos los fines de semana, celebremos los días importantes, instauremos días temáticos…
- Según la edad, puede ser beneficioso que realicen un diario, en el que anoten las cosas que van haciendo cada día, cómo se han ido sintiendo… ya que poner nombre a las emociones que sentimos y narrar los sucesos que nos ocurren, nos ayuda a comprender y regular nuestras emociones.
- A pesar de estar todo el día en casa con nosotros, van a seguir necesitando su propio espacio de autonomía e independencia para seguir desarrollando su autoestima.
¿Cómo acompañarles emocionalmente?
Las situaciones de encierro en nuestras casas pueden suponer un estrés considerable y por tanto generar un malestar psicológico tanto para los niños como para los adultos. Pero la forma que tienen los más pequeños para manifestar este estrés es diferente a cómo lo hacemos nosotros, pudiéndose mostrar más ansiosos, más irritables, con más rabietas, más inquietos, más apegados, más ensimismados, más exigentes con los padres, más peleas con sus hermanos, etc.
¿Cómo podemos responder los padres y madres a estas conductas? Para poder acompañarles emocionalmente como necesitan, se recomienda:
- Que estemos atentos a las señales de sufrimiento (fijarnos si están más demandantes, más irritables, más ensimismados…), y que nos mostremos emocionalmente perceptivos y disponibles.
- Que mantengamos nosotros la calma y les transmitamos serenidad, escuchando y validando las emociones que presenten y ayudándoles a identificar y nombrar los estados emocionales por los que pasan sin juzgarles.
- Dedicar algún momento al día para escuchar sus preocupaciones, para que pueda expresar cómo se siente, qué le preocupa, qué tiene muchas ganas de hacer o a quién echa de menos, qué teme que ocurra, etc. Practicando la escucha activa empatizaremos más con ellos.
- Ser más comprensivos y tolerantes con ellos, transmitiendo la idea de que somos “un equipo” en el que nos tenemos que apoyar los unos a los otros para superar esto de la mejor forma posible, ofreciendo alternativas, buscando juntos soluciones y aprendiendo a negociar con ellos. Hazles saber que comprendes su reacción, pero no la justificas. Reconduce y ofrece alternativas de conducta: “entiendo que quieras salir o que estés alterado, pero estas no son formas de contestar, vamos a ver cómo podemos relajarnos o podemos salir un poco al balcón”…
- Ayudarles a manejar la incertidumbre ofreciéndoles diferentes opciones de pensamiento: “Estar en casa juntos es una oportunidad para potenciar nuevas habilidades”, “En casa seguimos aprendiendo”, “Gracias a que todos nos esforzamos por quedarnos en casa hay muchas personas que se están recuperando”…
- Mostrarnos más afectuosos si cabe con ellos, reforzarles por lo bien que lo están haciendo, recordarles sus puntos fuertes, retos conseguidos, habilidades, etc. Aprovechar el tiempo en familia para reforzar lazos afectivos. El sentido del humor puede ser un buen aliado.
- Ayúdales a que regulen mejor sus emociones proporcionándoles algunas técnicas de gestión emocional. Algunas de ellas son:
- Rueda de opciones: dibujar un círculo en una cartulina y dividirlo en mínimo 4 partes, máximo 8. En cada parte escribir una alternativa a cuando esté alterado, como por ejemplo: hablar con los papás, respirar, dar un abrazo… En caso de niños pequeños se puede colocar una imagen. Preguntarles cuál de estas opciones necesitan para estar más tranquilos y ellos que seleccionen con la que más a gusto se sientan. Se utiliza justo antes de que estalle en una rabieta.
- Construir un Tarro de la calma: Es un recurso para que los niños aprendan a canalizar el estrés y la ansiedad potenciando la respiración y la calma gracias a la concentración. Inspirado en la pedagogía de María Montessori. Consiste en que tomen conciencia de cuando están alterados, y acompañados de un adulto puedan ir hasta el tarro de la calma, no viéndolo como un castigo, sino que juntos nos calmamos, y abordamos verbalmente la situación por la que se había alterado. En internet podéis encontrar las instrucciones para diseñarlo: https://youtu.be/Nb6i2TTRQ-0
- Rincón de la calma: Es un lugar físico donde los niños puedan ir cuando se ven desbordados por sus emociones y puedan recuperar la serenidad y la tranquilidad. Al principio podéis acompañarlos, y después pueden ir solos. La idea es que antes de explotar sean capaces de autocontrolarse, y que puedan parar y pensar antes de actuar. Ahí dispondrán de recursos que les ayuden a relajarse, como cuentos, reloj de arena o bote de la calma, bolsa aromática (lavanda o mandarina), laberintos de meditación, piedras pintadas con pictogramas de respiración, mandalas para pintar…
- Mesa de la paz: También inspirado en la pedagogía de Montessori, se utiliza cuando dos niños tienen una disputa o un conflicto y pueden ir a aquel rincón para resolverla. Primero pueden coger algún objeto para tranquilizarse y luego hablar de lo que ha ocurrido (se puede utilizar un reloj de arena para respetar turnos de palabra), y que encuentren una solución aceptable para todos.
¿Qué pasa con los adolescentes?
Podemos convertir su momento vital y habilidades en oportunidades y beneficios para toda la familia:
- Haciéndoles partícipes de la planificación de actividades
- Realizando asambleas familiares para tratar aspectos a decidir sobre la dinámica familiar y sobre los sentimientos de los miembros de la familia
- Es un buen momento para que se autoconozcan mejor, y reflexionen más profundamente sobre qué cosas les gusta y qué pueden aportar en esta situación
- Les podemos felicitar por compartir el tiempo de redes sociales con el tiempo en familia
- Podemos hacerles sentir muy útiles si les dejamos que nos enseñen algunas cosas que no sepamos sobre las TICs y/o diseñando actividades para sus hermanos
- Les ayudará que confiemos en su capacidad para planificar su tiempo de estudio y que nosotros adoptemos un papel de acompañamiento y de ayuda si la necesitan
- Potencia su autonomía en el contacto con el profesorado en las plataformas en línea habilitadas por los centros educativos
- Favorece que mantengan contacto con familia y amigos. Es un buen momento para conocer y compartir las redes sociales en las que se manejan.
¿Cuándo debemos preocuparnos por su sufrimiento y por tanto pedir ayuda?
Aunque en este tipo de situaciones podemos ser más transigentes con ciertos comportamientos, hay conductas que no podemos normalizar y van a requerir de intervención psicológica. Algunas de ellas son:
- Obsesión con la limpieza
- Comportamientos repetitivos
- Disminución importante de la ingesta
- Aumento compulsivo del ejercicio físico
- Alucinaciones o pensamientos extraños
- Comportamientos peligrosos para los demás miembros de la familia
- Verbalizaciones de que no quieren vivir
- Conductas autolesivas
A lo largo del día es normal que haya algún momento en el que nos sintamos frustrados, estresados, preocupados… pero es importante que nos controlemos delante de nuestros hijos, y que evitemos comentarios sobre lo pesado que puede ser hacerse cargo tantas horas de ellos. Nuestros hijos nos necesitan más que nunca, se están comportando como verdaderos héroes y heroínas y merecen reconocimiento por ello.