Todas las parejas viven periodos de crisis, malos momentos y tropiezos, de cómo transcurran estos procesos, podrán o no recuperar el amor, y en este momento es donde puede ayudar la terapia de pareja. No permitas que un pequeño bache pueda arruinar tu relación.

La terapia de pareja consiste en un proceso terapéutico dirigido por un psicólogo, el cual ayudará a las parejas de cualquier condición a resolver los problemas en su relación y a mejorar la misma.  Realmente consiste en ayudar a las parejas a resolver conflictos, a aprender a comunicarse de manera efectiva, a entenderse mejor, a mejorar su conexión emocional y a fortalecer sus vínculos.

El objetivo principal de la terapia cognitivo conductual es recuperar una relación casi perdida, no obstante existen otros objetivos que persigue este tipo de terapias como es, el tener una ruptura poco conflictiva, en efecto, que produzca el menor daño posible en ambas partes implicadas y las personas que les envuelven, tanto si es para romper la relación o para recuperarla. Además, y pudiéndolo clasificar como el objetivo más importante es el de enseñar a las personas implicadas a poder solucionar y resolver los conflictos futuros por ellos mismos, sin asistencia externa.

Existen multitud de factores, tanto personales como del entorno, que pueden influenciar en la relación de pareja creando situaciones conflictivas y de crisis. Entre los principales motivos de consulta destacan:

  • Problemas de comunicación: la comunicación es un factor indispensable para que una pareja funcione, ya que es el canal a través del cual los dos miembros de la pareja se expresan entre sí. En ocasiones, se producen déficits en la comunicación y se manifiestan más conductas verbales y no verbales negativas, entrando en juego la agresividad, la ira, la ironía o la ofensa.
  • Dificultad en la resolución de conflictos: puede haber un fracaso o error cuando se intentan solucionar ciertos problemas, sin poder afrontar de manera adecuada las discusiones y las soluciones.
  • Situaciones de agresividad y violencia: pueden producirse situaciones hostiles, de ira y violencia en las discusiones.
  • Infidelidad: la infidelidad suele ir acompañada o venir precedida de malestar en las relaciones de pareja.
  • Insatisfacción sexual o disfunciones sexuales en la pareja: puede haber inapetencia sexual, disfunción orgásmica, etc.
  • Desequilibrio de poder: el desequilibrio o el exceso de poder por parte de uno de los cónyuges, tomando el control en la toma de decisiones de la pareja (p.ej., en temas económicos, ocio, distribución del trabajo en el hogar, etc.) puede invadir el espacio personal del otro, y generar tensiones.
  • Falta de cooperación: para procurar una relación equilibrada es fundamental la cooperación por parte de los dos miembros. Los conflictos pueden llegar por la falta de cooperación, sobretodo en temas como las tareas domésticas, que en muchos casos acaban con reproches, frustraciones o insultos.
  • Falta de confianza: pensar o imaginar de forma continua que puede estar haciendo el otro cónyuge puede ocasionar inseguridad, angustia o incluso depresión.
  • Desacuerdos: pueden haber desacuerdos en áreas como los temas financieros, la educación de los hijos, etc., que pueden conducir a discusiones y tensiones.
  • Problemas con la familia de origen.
  • Presencia de psicopatología en uno de los miembros de la pareja.

 

 

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