El ser humano necesita dormir y esto sucederá de forma natural aunque nosotros no queramos. Sin embargo, no se trata solo de dormir, es necesario un número suficiente de horas y que el sueño sea de calidad, es decir, que sea reparador y que permita restaurar el organismo para afrontar el día siguiente con energía y vitalidad.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente. El insomnio se define como la disminución del tiempo y de la calidad del sueño y puede aparecer de tres maneras distintas:
- Dificultades en conciliar el sueño al acostarnos.
- Despertarse varias veces durante la noche.
- Despertarse pronto por la mañana con incapacidad para volver a dormir.
A continuación comentaremos una serie de recomendaciones para que nuestro sueño cumpla su principal función y sea lo más reparador posible. Se trata de unas pautas que llamamos “higiene del sueño” y que incorporándolas en nuestra rutina diaria nos permitirán volver a descansar durante la noche.
- No tomar sustancias excitantes como café, té, alcohol, tabaco, etc. especialmente durante la tarde o al final del día.
- Tomar una cena ligera y esperar una o dos horas para acostarse. No irse a la cama con sensación de hambre. Se puede tomar un vaso de leche caliente (sin chocolate) o una infusión (sin teína) para favorecer la relajación antes de ir a dormir.
- Realizar ejercicio físico pero evitar hacerlo a última hora del día, ya que activa el organismo.
- Evitar siestas prolongadas (no más de 20-30 minutos) y nunca por la tarde-noche.
- Si se está tomando medicación hay que tener en cuenta que algunos medicamentos pueden producir insomnio.
- Mantener horarios de sueño regulares, acostándose y levantándose siempre a la misma hora. Si no se consigue conciliar el sueño en unos 15 minutos salir de la cama y relajarse en otro lugar para volver a la acama cuando aparezca el sueño.
- No realizar en la cama tareas que impliquen actividad mental (leer, ver la televisión, usar el portátil, etc.)
- Es imprescindible mantener un ambiente adecuado que favorezca y ayude a mantener el sueño. Se debe procurar tener una temperatura adecuada, evitar ruidos, usar colores relajantes, una cama confortable, etc. evitar los ambientes no familiares o no habituales a la hora de dormir.
- Realizar una rutina antes de acostarse que incluya conductas relajantes como escuchar música tranquila, lavarse los dientes, una ducha caliente, un vaso de leche, etc. Rutinas que vayan preparándonos para ir a la cama.
Si a pesar de seguir estas pautas el problema persiste sería recomendable el solicitar la ayuda de un especialista que puede evaluar el motivo que está produciendo el insomnio, ya que en muchas ocasiones el insomnio es un síntoma secundario de otras enfermedades o trastornos y para realizar una buena intervención es necesaria una evaluación más personalizada del caso.