El amor juega un papel fundamental en la felicidad humana, en la salud y en la satisfacción general. Pero al hablar de “amor” debemos considerar ciertos “mitos románticos”, es decir, un conjunto de creencias socialmente compartidas sobre la naturaleza del amor, que pueden ser irracionales o imposibles de cumplir. El hecho de malentender estos mitos como verdades universales puede llegar a causar diversos problemas e insatisfacción general. Algunos de los mitos sobre las relaciones de pareja son:
- El mito de la equivalencia. Se toman “amor” (sentimiento) y “estar enamorado” (estado más o menos duradero) como equivalentes. Por lo que si una persona deja de estar apasionadamente enamorada de su pareja es que ya no la ama y debe poner fin a la relación. Hoy en día se sabe que los procesos psicológicos de las fases de enamoramiento intenso van modificándose con el tiempo, dando lugar a otro tipo de proceso.
- El mito de “la media naranja”. Sugiere que existe alguien predeterminado para cada persona y que es la única elección posible. Puede generar un nivel de excesiva exigencia en la relación de pareja, y por consiguiente un riesgo de decepción; o una tolerancia excesiva ya que si se está con la “pareja ideal” habrá que permitirle más o esforzarse más uno mismo para que las cosas funcionen.
- El mito de la exclusividad al estar enamorado. Asume que es imposible estar enamorado de dos personas al mismo tiempo. Creerse esta idea puede generar conflictos internos para la persona, y por tanto en la relación de pareja; ya que el amor no atrofia la capacidad de atracción hacia las otras personas, es algo natural y no tiene por qué significar que se ame menos a la pareja.
- El mito de la pasión eterna. Creer que la pasión de los primeros momentos de la relación, si es auténtica, debe o debería durar para siempre.
- El mito de la omnipotencia: “el amor lo puede todo”. Sugiere que el verdadero amor superará toda clase de obstáculos. Existe el riesgo de utilizarlo como excusa para no modificar determinados comportamientos o actitudes, o llevar a la negación de los conflictos de pareja, lo que dificulta así su posible afrontamiento.
- El mito de la fidelidad. Implica que si se está verdaderamente enamorado será fiel a su pareja, por tanto, si le es infiel es que no se amaba verdaderamente a la pareja. Da por hecho que todos los deseos pasionales, románticos y eróticos deben satisfacerse con una única persona si se la ama de verdad.
- El mito del matrimonio o de la convivencia. Sugiere que el amor es la única razón para casarse, es decir, que el amor romántico-pasional debe conducir a la unión estable de la pareja.
- El mito de la pareja. Considera que la pareja heterosexual es algo natural y universal, inherente a la naturaleza humana que está presente en todas las culturas (al igual que la monogamia), pudiendo suponer conflictos internos a personas que elijan no estar en pareja, estar con más de una persona o con personas de su mismo sexo.
- El mito de los celos. Es la creencia de que los celos son un signo inequívoco de amor. «Si no siento celos, es que no amo de verdad a mi pareja». Si ambos cónyuges se sienten seguros el uno del otro, no tienen por qué aparecer los celos, ya que cuando aparecen nos indican percepción de amenaza, de que se podría perder o compartir al otro.
Por tanto, existen una serie de creencias irracionales derivadas de estos mitos, como pueden ser:
- Amar significa adivinar lo que el otro quiere y necesita.
- Si el amor es verdadero, se sabrá desde el primer encuentro.
- Si el amor es verdadero, el sexo será siempre maravilloso.
- El “buen” sexo contribuye a la relación en pareja.
- Los “opuestos” se atraen y se complementan.
- La convivencia prematrimonial asegura un matrimonio más satisfactorio y duradero.
- Los problemas de pareja durante el noviazgo se terminan cuando los novios conviven o se casan.
- Un matrimonio infeliz es mejor que un hogar roto.
- Puedo transformar a mi pareja en alguien mejor.
- La llegada de los hijos resuelve los problemas de la pareja.
- Una relación extramatrimonial se da solamente en matrimonios que tienen problemas.
- Si te sientes culpable, confiesa.
- Marido y mujer deberían hacer todo juntos.
Referencia bibliográfica:
Boletín de Psicología, Número 99, julio 2010.