La ligirofobia es un miedo irracional a ruidos fuertes, agudos, normalmente repentinos, como los de las explosiones. Las personas que sufren esta fobia no pueden soportar el estallido de un globo, de petardos, cohetes, etc. Dependiendo de la intensidad de la fobia, ni siquiera pueden estar en presencia de globos hinchados por temor a que exploten. A pesar de que es una fobia frecuente, no es muy conocida porque quien la padece puede hacer una vida normal. Pero en las épocas en que estos estímulos están presentes como por ejemplo: las fiestas de la Magdalena o durante Las Fallas, las personas que la padecen experimentan un temor constante ante la posibilidad de encontrarse en la situación que les produce este miedo irracional.
¿Cómo podemos ayudar a nuestro hijo o familiar que la padece?
- Si existe miedo pero todavía no lo podemos considerar un problema la clave está en la prevención. Lo mejor es que, junto a él, os comportéis de manera absolutamente normal. Muchas veces ellos son el reflejo de las emociones que, inconscientemente los adultos les transmitimos. Es muy probable que si él/ella se siente asustado y comprueba que la gente de su alrededor se comporta como si tal cosa, de forma natural, entenderá que, en realidad, no es tan peligro como él cree.
- Si muestra curiosidad, acompáñale. Es absolutamente necesario que los niños/as conozcan los peligros del uso de los petardos, sí, porque al fin y al cabo, conllevan cierto peligro. Pero también es cierto que es totalmente contraproducente inculcarles el valor de la prevención asustándoles o “metiéndoles miedo”.
- Cuando se asuste, no lo viváis como algo horrible. Simplemente, normalizadlo, quitadle hierro al asunto. Un buen recurso es dejar escapar unas risas. El mensaje que le transmitiremos será algo así como “Yo también me he asustado, entiendo cómo te sientes, pero, tranquilo, no hay peligro”. Ayuda a tu hijo a comprender sus emociones y a gestionarlas. Recuerda que el primer paso, es que tú mismo seas capaz de ello. Muchas veces somos lo que vemos, lo cual se acentúa en la edad infantil.
Si percibís que hay (o se está creando) un problema más serio que un simple miedo los psicólogos, tras la correspondiente evaluación, podemos ayudar a vuestro hijo/a a superar su miedo y a vosotros, como padres, a saber qué hacer y cómo actuar con él.