¿Cómo podemos gestionar los conflictos entre hermanos?

El hecho de convivir en el mismo hogar, hace que de forma casi inevitable surjan roces y desacuerdos entre los hermanos. Los padres podemos ver estos conflictos como problemas que interfieren en nuestra paz familiar, o como una oportunidad para que nuestros hijos aprendan ciertas habilidades sociales necesarias para la vida.

Si nuestra forma de reacciona habitual cuando tienen algún conflicto es la de intentar que el conflicto cese, por ejemplo, quitándoles el objeto de disputa, diciéndoles que paren, intentando convencerles de que jueguen en paz y de que se comporten debidamente, intentando averiguar quién empezó posicionándonos de parte de uno de ellos…; es probable que terminen sintiéndose frustrados, resentidos, menospreciados, tratados injustamente, y no tenidos en cuenta.

¿Qué podemos hacer? Si el conflicto no es peligroso, sino que simplemente discuten por alguna cosa, en la medida de lo posible mantenernos al margen nos resultará más efectivo. De esta forma les proporcionamos la oportunidad de adquirir experiencia en la resolución de sus desacuerdos, en su gestión emocional y en su autonomía, y evitamos que se puedan sentir injustamente tratados.

En caso de que consideremos necesario tener que intervenir por la intensidad del conflicto que están manteniendo entre ellos, podemos empezar nombrando el enfado entre ellos; escuchando la opinión de cada uno con respeto permitiendo que puedan expresar libremente sus preocupaciones y sentimientos, sin buscar culpables; reconociendo que llegar a un acuerdo o encontrar problema a esta solución es difícil pero algo que podemos ir aprendiendo poco a poco, y transmitiendo nuestro convencimiento en su habilidad para encontrar una solución aceptable para ambos; y apartarnos un poco para ver si pueden ellos seguir solos con el proceso de resolución del conflicto.

Si vemos que no lo están logrando, podemos aportarles una o dos sugerencias antes de irnos, e intentar cambiar el foco de atención si vemos que el conflicto no lleva a ningún sitio o para que no se queden en bucle; y retirar el objeto de la disputa hasta que lo hayan podido resolver.

Pero hay otros casos en el que los conflictos entre hermanos sobrepasan unos límites, y se empiezan a dar faltas de respeto incluso actitudes agresivas. ¿Qué podemos hacer en estos casos? En primer lugar, describimos la situación, por ejemplo “Aquí hay dos niños muy enfadados y uno con intención de pegarle a su hermano”; marcamos unos límites claros “en casa no permitimos hacer daño a los demás”, y seguidamente los separamos “tenemos que calmarnos primero, y luego lo hablamos”.

Cuando esto ocurre, que ha habido un problema que no se ha resuelto adecuadamente y hemos tenido que separarlos y posponer el momento de resolverlo, podemos llevar dicho conflicto a la “Reunión de Familia”, que es una herramienta de la Disciplina Positiva. Es una estrategia simple pero muy efectiva, que consiste en reunirnos todos y buscar soluciones a un problema concreto. En la medida de lo posible, que sean los niños los que aporten soluciones al problema, ahora que no están desbordados por la emoción como cuando se encontraban en el conflicto en sí. Además, si se sienten partícipes de las decisiones que tomamos en familia, estarán más dispuestos a llevarlas a la práctica. Las sugerencias propuestas deben ser soluciones respetuosas, prácticas y no pueden infligir culpa o vergüenza.

Podemos disminuir la cantidad de conflictos que se producen en el hogar evitando la rivalidad entre hermanos y hermanas. ¿Qué nos puede ayudar a reducir la rivalidad entre ellos?

  • Evitar compararles ya que afectan a su autoestima, influyendo en la imagen que tienen de ellos mismos y en cómo se comportan.
  • Evitar posicionarnos de parte de uno de ellos. Podemos mediar sin hacer de jueces ni policías, ya que lo único que importa es buscar solución al conflicto y no quién es culpable o quién inició la pelea.
  • Fomentar la autonomía de cada uno de ellos asignándoles tareas para que puedan colaborar de forma activa en la dinámica familiar, y así aumentar su nivel de autocompetencia.
  • Atender a las necesidades de cada uno de ellos sin caer en la trampa de la igualdad, ya que no todos tienen las mismas necesidades y tratar de proporcionarles lo mismo puede hacer que se sientan insatisfechos.
  • Demostrarles nuestro amor incondicional. Es importante que les transmitamos que les queremos por el simple hecho de existir, independientemente de cómo se comporte. De esta forma les ayudamos a que se acepten y se quieran conforme son.
  • Aceptar los sentimientos negativos que manifiesten hacia su hermano o hermana. Aunque para nosotros sea complicado, debemos validar sus emociones y respetar que haya desacuerdos entre ellos. Lo que necesitan es sentirse escuchados y ayudarles a buscar soluciones.
  • Dedica tiempo exclusivo a cada uno de ellos. Necesitan pasar tiempo a solas con sus madres y padres. Dedicarles unos pequeños momentos especiales a les ayudará a sentirse únicos y a que sean más comprensivos y tolerantes con sus hermanos.

 

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