Hoy queremos escribir este post pensando en los niños.

La mayoría de las personas tras el periodo de shock inicial al decretar el Estado de Alarma y tomar conciencia de que íbamos a estar en cuarentena, hemos pasado por algunas fases como son el enfado, la rabia, la sorpresa, la negación y la aceptación de esta circunstancia. Es una situación muy complicada y nos toca “resetear” nuestras vidas a partir de ese momento y aprender a reestructurarnos.

¿Pero cómo están viviendo los niños esta cuarentena?

Los más pequeños no lo entienden tan bien. Ni entienden qué es el “coronavirus” aunque es una palabra que no paran de escuchar, ni tampoco tienen la noción del tiempo desarrollada como para darse cuenta de que son muchos días los que van a estar sin salir de casa.

En cambio, los más mayores tiene mejor comprensión sobre la situación que estamos viviendo y por eso probablemente hayan pasado por las fases de negación, enfado y rabia como nosotros. Puede que se muestren más preocupados si oyen en las noticias cómo avanza esta crisis sanitaria, y que teman por el bienestar propio y de sus familiares. También puede que les estemos transmitiendo preocupación por la situación laboral y económica.

Mayores o pequeños, todos han percibido que ha ocurrido algo que ha alterado nuestras rutinas, ahora no van al colegio o al instituto, no pueden salir a la calle o al parque, no pueden ir a ver a los abuelos ni a los amiguitos… papá y mamá trabajan desde casa o cuando salen lo hacen con guantes y mascarilla, se insiste mucho en el lavado de manos…

Pero es en este tipo de circunstancias, donde la mayoría de los adultos tendemos a frustrarnos, o a anticipar catástrofes viendo tan solo el aspecto negativo de esta situación, donde los niños tiene más capacidad para encontrar el lado positivo de las cosas.  Puede que en algún momento estén enfadados por no poder ver a los abuelos o necesiten quemar energía y por no poder salir estallen en una rabieta, o se entristezcan cuando tengan ganas de ver a un amiguito… no obstante, a muchos de ellos no les importa tanto no ir al colegio si eso supone compartir más tiempo en familia.

Los niños necesitan tiempo, afecto y sentir que sus padres les dedican atención y se divierten juntos. Se adaptan mucho mejor a los cambios que nosotros, si sabemos planteárselo de una forma correcta y equilibrada. La mayoría de los niños están felices por poder jugar más con sus padres, pasar más tiempo con sus hermanos, hacer actividades diferentes a las que habitualmente da tiempo a realizar en el día a día, y además, sin prisas.

Si intentamos ponernos en su lugar y pensar en cómo ellos lo están llevando y en realidad qué cosas necesitan para ser felices, posiblemente nos sorprendamos al darnos cuenta de que son felices con poco, se conforman mejor que nosotros viviendo con menos, se alegran de no escuchar “corre, que no llegamos”, o “jugaremos a esto el fin de semana que ahora no tenemos tiempo”.

Así que a pesar de la situación complicada que estamos viviendo, intentemos ver el lado positivo de compartir más tiempo en familia, vivir con menos, y sin prisas, y sobre todo disfrutemos más de nuestros hijos que en esto, son los que más pueden enseñarnos.

 

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