Gestionar las vacaciones de los hijos puede convertirse en un gran dilema. Con una planificación adecuada y precisa todo es posible: que los niños disfruten de sus merecidas vacaciones y que los padres tengan también sus propios espacios. Eso sí, no sólo se debe disfrutar por separado, es muy importante y recomendable que ambos, padres e hijos, compartan actividades y momentos de ocio.
Las vacaciones deben ser sobre todo una oportunidad para pasar tiempo juntos, y para que padres e hijos se comuniquen y se relacionen. Hay que aprovechar que tanto unos como otros suelen estar más relajados y esto hace que la comunicación sea más auténtica y más intensa. Para hacerlo bien, los expertos aconsejan estar muy receptivos y muy atentos a nuestros hijos. Así podremos mantener conversaciones significativas para ellos, entender qué puede interesarles.
Conviene conocer las necesidades reales de nuestros hijos. Los padres deben saber qué actividades son las más recomendables para ellos. Se deben buscar actividades que consigan los mismos beneficios que les aportan las actividades escolares: desarrollo de la parte lúdica, de las relaciones interpersonales y habilidades sociales, y orden y pautas, más o menos estables, en la unidad familiar.
Existen muchas actividades para compartir entre padres e hijos, como por ejemplo:
- Comentar un libro, hacer juegos relacionados, vincular libros con películas…
- Ir a un museo, a un festival de música, al cine o al teatro y hablar del tema del que trate el acto.
- Inscribirse en familia a competiciones deportivas lúdicas para fomentar la vida saludable y la actividad física.
- Hacer un vídeo o reportaje fotográfico con texto para reforzar la comprensión escrita y oral.
- Cocinar juntos para trabajar aspectos como los sabores, los tipos de alimentos, la procedencia…
- Hacer manualidades para trabajar medidas, colores…
- Dar más responsabilidades a los pequeños haciéndoles ir a comprar y asumir tareas del hogar, entre otras cosas, con la intención de fomentar su autonomía.
Es importante también, evitar en la medida de lo posible utilizar única y exclusivamente aparatos electrónicos para tener entretenidos a nuestros hijos.
Por otro lado, los padres como educadores de sus hijos deben, como es lógico, estar pendientes de sus hijos pero también es crucial que como pareja reserven un tiempo para estar juntos. Y además, no deben dejarlo al azar. Es importante que los padres se reserven tiempo para ellos. Deben dejar los niños a cargo de -si están disponibles- los abuelos e irse por ejemplo, a cenar solos.
También para momentos de descanso individual de los padres es preciso que ambos se repartan las responsabilidades con los niños. De forma que cada uno sepa que ese día por la mañana la tendrá para sí mismo mientras la otra persona se ocupa de los pequeños.
Por lo tanto, la solución más completa tanto para los niños como para sus padres es divertirse juntos. Hay que tener presentes que los propios hijos quieren pasar tiempo con los padres, por lo que van a valorar más un momento juntos de ocio que un continuo de actividades. Además, para que los niños crezcan emocionalmente, deben poder dar y recibir afecto y saber expresar y entender las emociones de los demás. Las vacaciones deben favorecer el aprendizaje de estos modelos y no momentos de tensión.