¿Cómo cambia el cerebro de la mujer al ser madre?
¿Qué sabemos de la neurociencia del embarazo, parto y posparto? Ocurre un cambio en el cerebro de la mujer antes y después de ser madre. La conducta maternal desde un punto de vista neurobiológico es esencial para la supervivencia de la especie, produciendo cambios en el repertorio conductual (cognitivo, emocional y social) dedicados a asegurar directa o indirectamente el bienestar físico y psicológico de las crías. Así pues, durante el embarazo se reduce la respuesta al estrés, se incrementa el interés por otras crías y se prepara el nido. Y en el posparto hay una atracción por estímulos procedentes de las crías como necesidad de contacto, amamantamiento, higiene y calor de las crías, y conductas de protección como es la agresividad ante extraños.
El embarazo es un momento de mucha plasticidad neuronal, las hormonas que proceden del bebé y de la placenta, viajan por el torrente sanguíneo que está conectado a la madre y son capaces de cambiar casi todo su cuerpo, hasta la piel, para adaptarlo y prepararlo para la maternidad. Algunas células del bebé pasan a la madre y se instalan en su cerebro, por tanto, también se generan cambios en el cerebro. Los científicos han encontrado evidencia de cambios específicos y duraderos en el cerebro de las mujeres embarazadas.
El embarazo se asocia con un incremento de hormonas sexuales similar a lo que ocurre durante la pubertad, así como un incremento en el volumen de la sustancia gris del cerebro. Durante el embarazo y la adolescencia se encuentran niveles elevados de estrógenos, que tienen una gran capacidad de modificar el cerebro. El boom hormonal que ocurre durante el embarazo nos prepara para ser mejores madres aumentando la calidad del vínculo y reduciendo la hostilidad.
En algunas de las investigaciones que se han realizado, se ha encontrado que en el posparto, determinados circuitos del cerebro se activan más, como son:
- Centro de placer-recompensa que libera oxitocina y dopamina, se encarga de que sintamos amor y preferencia por nuestro bebé y de que las interacciones con él nos resulten agradables.
- Circuito de alerta y de regulación emocional, que se encargará de que estemos más atentas a las posibles demandas y necesidades de nuestro bebé, a la vez que regula nuestras conductas para que se convierta en obsesivo o adictivo.
- Circuito de Teoría de la Mente que es el más evolucionado. Engloba los dos anteriores y tiene que ver con el desarrollo de habilidades cognitivas y capacidad de planificar para cubrir las necesidades crecientes del bebé, con el desarrollo de la inteligencia social y emocional, y la capacidad para entender los pensamientos e intenciones de los demás así como la empatía, lo que sugiere que pueden ayudar a intensificar la vinculación materna con el recién nacido.
Fuente: Instituto Europeo de Salud Mental Perinatal