Muchas parejas tienen serios problemas de funcionamiento porque uno o ambos miembros se comportan siguiendo modelos agresivos o sumisos que provocan en las otras respuestas inadecuadas, dando lugar al consiguiente desajuste personal y emocional de uno o de ambos.
La comunicación es uno de los pilares básicos en los que se apoya la relación de pareja y, por tanto, es donde más claramente se ponen de manifiesto los comportamientos asertivos o no asertivos. Pero, ¿Qué es la asertividad? La asertividad es una habilidad estrechamente ligada al respeto y cariño por uno mismo y, por ende, a los demás.
Sorprende ver cuántas parejas carecen de habilidades y estrategias para comunicarse de forma adecuada y como esta falta de habilidades se interpreta muchas veces como “falta de ganas”, desmotivación”, “incomprensión”, etc. La educación tradicional nos ha enseñado a ser poco asertivos y, por lo tanto, muchas personas desconocen por completo cómo manifestar correctamente sus sentimientos, enfados, peticiones al otro miembro de la pareja. Así, un error típico de las parejas es pretender que el otro “adivine” que nos falta, que esperamos de él. Hay que comunicar al otro nuestros deseos, peticiones, demandas de cariño, y hacerlo de forma que lo comprenda y no esperando que lo sobrentienda con nuestros gestos y muecas de disgusto.
¿Cuáles son los principios básicos para lograr una correcta comunicación afectiva?
- Es más apropiado realizar una petición que una demanda. Las peticiones demuestran respecto por el otro y mejoran la comunicación.
- Es mejor hacer preguntas que acusaciones. Las acusaciones solo desencadenan una reacción defensiva y no llevan a ningún lado.
- Al criticar a la otra persona, hablar de lo que hace, no de lo que es. Las etiquetas no ayudan a que la persona cambie, sino que refuerza sus defensas.
- No ir acumulando emociones negativas sin comunicarlas, ya que producirá un estallido que conducirá a una hostilidad destructiva.
- Discutir los temas de uno en uno.
- Evitar las generalizaciones. Los términos “siempre” y “nunca” raras veces son ciertos y tienden a formar etiquetas.
- No guiarse por una excesiva sinceridad en la pareja. Algunas cosas deben pensarse bien antes de decirse si las consecuencias no van a ser positivas.
- La comunicación verbal debe ir acorde a la no verbal. Decir “Ya sabes que te quiero” con cara de fastidio dejará a la otra persona peor que si no se hubiera dicho nada.
¿Cómo llevamos a la práctica estos principios? Aquí ya entra en juego la asertividad, porque no hay mejor forma de plasmar los principios descritos anteriormente que mediante técnicas y estrategias asertivas.
Estrategias asertivas para la pareja
- Dar gratificaciones: tanto verbales como materiales. Hay que explorar qué es lo que gratifica a nuestra pareja y no dar por hecho qué cosas le gustan.
- Agradecer las gratificaciones: a veces se da por supuesto que el otro debe llevar a cabo determinados comportamientos positivos y que no tenemos por qué agradecérselos. Mostrar abiertamente que nos alegramos le servirá de refuerzo para repetir otra vez y le proporciona información para saber que va por buen camino respecto a nosotros.
- Pedir gratificaciones: normalmente se piensa que no hay que pedir las cosas porque es artificial y que el otro debe saber lo que queremos y dárnoslo. Pero por muy enamorada que esté una persona, necesita saber exactamente qué le gusta a la otra persona para poder dárselo a su gusto.
- Expresar los sentimientos negativos: es necesario que una pareja se comunique sentimientos de tristeza, enfado, malestar, frustración, etc., pero haciéndolo de una manera asertiva, para no terminar, como ocurre muy frecuentemente, en peleas y acusaciones.
- Expresar sentimientos positivos. Para expresar agradecimiento o satisfacción a nuestra pareja.
- Enfrentarse a la hostilidad inesperada o al mal humor.
- Asertividad repetida: Se trata de ignorar, que a veces tendremos que reforzar con la técnica del disco rayado. Esta técnica se base en repetir una idea una y otra vez “yo no voy a estropear una noche porque tu estés de mal humor” o “yo no tengo nada que ver con tu mal humor”.
- Asertividad empática: se empieza por empatizar con el otro y a continuación, se utiliza una frase asertiva que exprese una postura constructiva y firme. “Veo que hoy estás malhumorado pero ese enfado viene de otras personas y yo no soy el responsable de ello”.
Referencia: Olga Castanyer (2014). La asertividad. Expresión de una sana autoestima. Descleé