Ya es verano, cada vez llevamos todos menos capas de ropa, y los padres y madres de niños a partir de 2 años van a escuchar más de una vez: ”bueno, pues este verano toca operación pañal, ¿no?”
Alrededor del momento en el que nuestros hijos empiezan a realizar el control de esfínteres suelen aparecer una serie de dudas universales entre la mayoría de los padres: ¿Seguro que es el momento adecuado? ¿Está preparado físicamente? ¿Y emocionalmente? ¿Qué debo hacer? ¿Cómo le explico dónde hacer pipí? ¿Tendrá retrocesos o escapes?
El motivar al niño para ir al baño no tiene el propósito de enseñarle al niño a hacer algo por ti, sino en ayudarle y estimularlo para que haga algo por sí mismo. No lo estás enseñando a usar el orinal o el váter, sino que lo estás ayudando a hacerse responsable de sus propias funciones y así fomentar la autoestima, independencia y autocontrol.
Los niños de dos y tres años viven en la contradicción entre la absoluta dependencia del adulto y la incipiente necesidad de autonomía para alcanzar su individualidad. Su vida cotidiana discurre entre los impulsos que necesitan satisfacción inmediata, los afectos, pero también, las prohibiciones externas (control y vigilancia).
En este entorno el adulto debe convertirse en un gran estratega de la imaginación y la motivación para hacer del control de esfínteres un reto atractivo y placentero y no una tarea tediosa y aburrida. Algunas recomendaciones:
– Involucra al niño en el proceso. Se trata de sembrar cooperación y colaboración, la imposición a esta edad es un mal recurso educativo.
– Comunica, interpreta sus señales, recuerda que su lenguaje no está perfeccionado. Utiliza el juego. Sé creativo, usa cuentos con dicha temática.
– No tengas prisa, utiliza el error como oportunidad para aprender. Enséñale que lo que importa es la voluntad y el esfuerzo, el logro no siempre es tener éxito.
– Observa al niño o niña, reconoce sus sentimientos. Recuerda que lo conocido es lo cómodo, vivirá momentos de sentimientos encontrados (contentar al adulto y/o volver a la seguridad del pañal). Es el apoyo emocional de los padres el que impulsa y alienta la confianza.
¿Qué cosas NO hay que decir bajo ninguna circunstancia?
– No utilice nunca el castigo, es corregir por aplastamiento de superioridad, es humillante.
– Cuando muestre poca disposición o esté enfadado/a, no actúes, espera, no entres en lucha de poder y después dialoga. Recuerda que un niño que se expresa con rabieta no sabe hacerlo de otra manera. Da apoyo en los momentos confusos.
– Evita las prisas e impaciencia. Intenta que no afloren ni en lo que dices, ni en lo que exiges.
– La falta de constancia desorienta a los niños, por ello, planifícate y muéstrate disponible.