La adolescencia es una de las etapas de la vida en las que la autoestima de la persona fluctúa de manera más significativa. El período comprendido entre los 8 y los 13, coincidiendo con el cambio de primaria a secundaria, destaca por una bajada considerable en la percepción de sí mismos y de sus capacidades. Pueden sentirse inseguros, inferiores, incompetentes y confusos, ya que no tienen un sentido de identidad suficientemente fuerte.

 

La etapa de la adolescencia es una época de muchos cambios internos y externos, en la que nuestra personalidad se está formando. Así como en la infancia lo que más nos importa es ser aceptados y reconocidos por nuestros padres, en la adolescencia nos importa más lo que piensen o crean de nosotros nuestros compañeros, por ello estamos muy pendientes de lo que ocurre a nuestro alrededor mostrando una excesiva sensibilidad.

 

Cuando un adolescente tiene una alta autoestima:

  • Actúa de forma independiente
  • Asume sus responsabilidades
  • Afronta los nuevos retos con entusiasmo
  • Está orgulloso de sus logros
  • Tolera la frustración
  • Se siente capaz de influir en otras personas

 

En cambio, un adolescente con la autoestima baja:

  • Desmerece su talento
  • Siente que los demás no le valoran
  • Se siente impotente e incapaz
  • Es muy influido por los demás
  • Elude las situaciones que le provocan ansiedad
  • Se pone a la defensiva y se frustra con facilidad
  • Culpa a otros de sus debilidades

 

¿Qué podemos hacer para reforzar la autoestima en esta etapa?

  • Escucharle y prestarle atención. No interrumpirle cuando nos cuente algo que le ha pasado o le preocupe. Tampoco insistir en que nos cuente qué le pasa, simplemente transmitirle que cuando quiera puede comunicarse con nosotros.
  • Entender qué es lo que le está sucediendo. Saber en qué aspectos se siente capaz, importante y seguro, así como comprender por qué está mostrando signos de baja autoestima.
  • Transmitirles que confiamos en sus capacidades. Asignarle responsabilidades de forma gradual haciéndoles sentir que son capaces de hacer cosas de forma autónoma y resolver las dificultades que se les presentan.
  • Fomentar el sentimiento de “estar satisfecho con uno mismo”, generando en nuestros hijos pensamientos del tipo: “puedo hacer cosas”, “soy importante”, “puedo aprender”, “puedo equivocarme”.
  • Apoyarles cuando cometan errores. Necesitan que nos sentemos con ellos y les prestemos nuestro apoyo para ver dónde se han equivocado y para que encuentren la forma de solucionarlo.
  • Reconocer sus logros. Debemos estar pendientes para poder reforzar todo aquello que consigan, todas las dificultades que atraviesan con éxito, aunque consideremos que sean logros pequeños o fáciles de alcanzar.
  • Evitar comparaciones con otros hermanos o compañeros. Cada persona debe ser valorada por lo que es y lo que puede hacer, de esta forma aprenderá a valorar y sentir agrado por los demás, respetando las diferencias entre las personas.
  • Vigilar las palabras que les decimos. Son especialmente sensibles a los comentarios o valoraciones que los adultos hacen de ellos.

 

 

Referencias bibliográficas:

Congost, S. (2015). Autoestima Automática. Cree en ti y alcanza tus metas. Editorial Planeta, S.A. Barcelona.

Espada, J.P., Quiles, M.J. (2009). Educar en la autoestima. Propuestas para la escuela y el tiempo libre. Editorial CCS. Madrid.

 

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