Los bebés expresan sus emociones, tanto las positivas como las negativas, a través de una serie de señales que tienen un gran valor comunicativo para nosotros,  indicándonos qué es lo que están demandando y cómo debemos actuar en esos momentos.

Estas son las principales emociones básicas y cómo las manifiestan los más pequeños:

  • Ira o enfado. Ante una situación de frustración, engaño, traición o amenaza intencionada, se produce la ira. En los bebés muy pequeñitos, aparece causada generalmente por dolor, hambre, cólicos, aburrimiento o frustración. En el rostro se produce una tensión en los labios y se fruncirá el ceño o elevará las cejas. Lo que está demandando son cuidados en las necesidades básicas de alimentación, sueño, limpieza y amparo.
  • Tristeza. Aparece ante la pérdida de alguien querido o algo que consideramos importante en nuestras vidas. Nos ayuda a canalizar y aceptar las frustraciones y las pérdidas. Genera pena, soledad, desánimo o pérdida de energía. El bebé o el niño pequeño puede manifestar su tristeza estando enfadado, apagado o ensimismado. Es una forma de comunicarnos que necesita empatía y actitud positiva y esperanzadora.
  • Miedo. Se activa la emoción de miedo ante un peligro o daño inminente por el que nos sentimos amenazados. Genera inseguridad, desamparo y malestar psicológico. Se produce una tensión nerviosa corporal. En el rostro, las cejas se contraen y los labios se alargan y separan. En los más pequeños se produce el efecto del llanto como resultado frente al desamparo y al miedo, demandando protección y consuelo.
  • Aversión. Se origina cuando se detecta algo que es incompatible con el niño. Según las edades, se origina de diferentes formas: asco, rechazo, malestar y disgusto. En el rostro se manifiesta al elevar las mejillas y arrugar la nariz. La demanda, en este caso sería de comprensión, aceptación y empatía.
  • Alegría. Aparece ante un acontecimiento gratificante, cuando logramos una meta o en situaciones que nos confirman el concepto de autovalía personal. La sonrisa es la manifestación más destacable de la alegría. Los niños pequeños pueden manifestarla dando saltos, caminando a saltitos, dando vueltas, aplaudiendo y riéndose a carcajadas. Esta emoción demanda repetición de las situaciones y juegos que han causado la alegría.
  • Sorpresa. Es la emoción más breve. Aparece frente a un acontecimiento inesperado, ya sea negativo o positivo, que a su vez desencadenará alegría o miedo. En el rostro se refleja con una elevación de las cejas, apertura de los párpados y dejando caer la mandíbula sin tensión en torno a la boca. El gesto resultante es de expectación.

 

Referencias bibliográficas:

Fodor, E. y Morán, M. (2011). Todo un mundo de emociones. La misteriosa vida emocional del bebé. Madrid. Ediciones Pirámide.

 

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