Un móvil hoy en día es todo. Es mejor que una navaja suiza: es una calculadora, una cámara de fotos, de vídeo, una agenda, un periódico, una consola de juegos, una radio y mucho más. Por eso, es una realidad que nuestros hijos lo querrán y cuanto antes. La pregunta fundamental es: ¿cuándo es el mejor momento para comenzar?
Partimos de la base que los adolescentes se pasan el día colgados a los móviles, cada vez es más difícil por no decir casi imposible comunicarse con ellos y lo vemos nada más salir a la calle y mirar a nuestro alrededor. Los adultos también entramos dentro de este saco, aunque lo usamos de manera más racional pero también se ha convertido en nuestra herramienta imprescindible de información y trabajo.
La edad que la mayoría de los expertos recomiendan corresponde con la entrada en la secundaria. Es un buen momento: los chicos pasan a ser adolescentes, viven una etapa de cambios, comienzan a salir solos y el grupo juega un rol fundamental en su desarrollo. Hablamos de los doce o trece años. Y bien: una vez tomada la decisión de darle nuestros hijos un smartphone, hay que tener en cuenta un consumo responsable del teléfono, por ello, cabe tener en cuenta unos consejos para enseñarles a utilizarlo con responsabilidad.
- Dar ejemplo: Los niños imitan y asimilan lo que ven a su alrededor, así que con el móvil no va a ser distinto. Si no queremos que sean niños “empantallados” no podremos serlo nosotros tampoco. O al menos, no cuando estemos con ellos: durante las comidas, en el parque, el tiempo que les ayudamos a hacer los deberes… Obligarnos a dejar el smartphone a un lado y dedicar toda nuestra atención a la conversación o al juego, puede ser un buen comienzo.
- Enseñar un uso respetuoso: El principio es claro: no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Tiene que estar claro que lo que se escribe en un mensaje de Whatsapp, o en una red social, es igual de grave que un insulto en persona. Cualquier ataque, humillación, chantaje o broma muy pesada a otra persona -el llamado ciberacoso- puede llegar a ser delito.
- Acordar reglas: Una buena forma de demostrarle a tu hijo que esto va en serio es establecer un contrato. Si cumplen su parte del trato, tú respetarás los términos. Si no, sabrá de antemano las consecuencias de su mal uso. Además, éste nos ayudará a ponerle un límite de minutos y tiempo de conexión. De esta manera tendrá que aprender a organizarse.
- Crear una situación de complicidad: Aunque seas tú quien establezca las normas, la confianza y comunicación es clave. Debemos fomentar la confianza mutua, transmitiendo a nuestros hijos que pueden hablarnos sobre sus errores, de modo que podamos buscar soluciones juntos. Los errores son parte del aprendizaje.
- Fijar horarios: No solo para que el móvil se quede en casa a la hora de ir al colegio sino también cuando se acerca la hora de dormir. Según los expertos, hay evidencia de que los adolescentes duermen media hora menos por cada dispositivo de este tipo que tienen en el dormitorio. Esto no es solo debido a la exposición a la luz, sino también por los juegos, las interrupciones telefónicas después de la hora de acostarse y/o los mensajes de texto que reciben y les despiertan.