Con el año nuevo siempre nos planteamos cambios y propósitos nuevos en nuestra vida con la intención de crecer y mejorar como personas y sentirnos mejor con nosotros mismos.
¿Por qué a la vuelta de las vacaciones de Navidad queremos hacer cambios?
La vuelta de las vacaciones (tanto la de verano como la de Navidad) es un momento de cambio hacia la “estabilidad” ya que lo que prevemos es que nuestra vida vuelva a la rutina, la sensación es que durante las vacaciones no hubo exigencias, no había que cumplir con los valores sociales que todos interiorizamos, pudimos hacer lo que en cada momento nos apetecía.
Recomendaciones para cumplir los propósitos:
- Darse tiempo para reflexionar sobre el ideal de persona que cada uno tiene en mente y lo que verdaderamente nos proponemos alcanzar.
- Ser realista, si nunca he ido al gimnasio, no es muy razonable plantearse que voy a ir todo el año 5 veces a la semana. Quizá puedo empezar por ir un par de veces a la semana y si me gusta, decidir más tarde ampliar el horario.
- El abandono de un “propósito” no tiene por qué significar el abandono del objetivo que llevó a programar esa actividad.
- Buscar / encontrar motivaciones en la propia actividad que voy a emprender y si no se encuentran, pensar que es muy probable que posteriormente se abandone. Si la actividad que me propongo emprender, no tiene ninguna motivación en sí misma, para mí, plantearme si puedo alcanzar el objetivo deseado por otros medios.
- Procurar convertir los propósitos en un estilo de vida y si realmente suponen un gran esfuerzo, acotarlos en el tiempo para poder sentir que hemos concluido con éxito lo que nos proponíamos. Podemos proponernos comer más sano (incluir en nuestra dieta de vez en cuando, alguna fruta o verdura que nos guste, siempre que disfrutemos con ello, etc.) pero si lo que vamos a hacer es una dieta de adelgazamiento, es recomendable que tenga una duración determinada, sino, siempre acabaremos las dietas abandonándolas y por lo tanto, con sensación de fracaso.
En definitiva, tener presente que por muchos propósitos que nos hagamos, es muy posible que no lleguemos a ese “ideal” que podemos colocar en un lugar inalcanzable y que como mucho, vamos a mejorar algunos aspectos de nosotros mismos. En definitiva, hay que tomar consciencia de que lo importante es definir que conductas nos van ayudar a alcanzar nuestros propósitos y trabajar cada día para conseguirlos siendo realistas y valorando el esfuerzo realizado en cada paso realizado.